Las historias de soberanos, exploradores y pensadores muestran cómo el cannabis ha desempeñado un papel importante en el mundo de la medicina, la cultura y la política mucho antes de la era moderna
El cannabis ha acompañado a la humanidad durante milenios, entrelazándose con la medicina, el arte, la política y la cultura de cada época. Desde las antiguas farmacopeas chinas hasta las investigaciones científicas modernas, esta planta ha atravesado la historia involucrando a personalidades destacadas que han experimentado sus propiedades.
La relación entre algunos personajes históricos y el cannabis es bien conocida: soberanos, escritores, exploradores y científicos han utilizado los derivados del cannabis con fines terapéuticos, creativos o comerciales. Estas figuras han contribuido a moldear la percepción y el uso del cannabis en sus respectivas épocas.
La documentación histórica revela cómo el cáñamo y sus derivados han traspasado fronteras geográficas y culturales, encontrando su lugar en las cortes reales, los estudios literarios y los laboratorios médicos. El enfoque científico moderno del cannabis CBD tiene sus raíces en estas experiencias históricas, en las que el uso de la planta seguía principios empíricos transmitidos de generación en generación.
Descubramos, pues, a cinco personajes históricos que mantuvieron una relación peculiar con el cannabis.
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La reina Victoria y el cannabis terapéutico
Uno de los casos más interesantes del uso terapéutico del cannabis en la historia moderna es el de la reina Victoria, que gobernó entre 1837 y 1901. La soberana británica utilizaba regularmente tinturas de cannabis para aliviar los dolores menstruales y los espasmos musculares, por prescripción de su médico personal, Sir John Russell Reynolds.
El doctor Reynolds, considerado uno de los médicos más autorizados de la época victoriana, describió el cannabis como «uno de los medicamentos más valiosos que tenemos». Las preparaciones utilizadas por la reina contenían principios activos similares al moderno CBD, con propiedades analgésicas y antiespasmódicas bien documentadas. Esta práctica médica reflejaba el enfoque científico de la época, que incluía los derivados del cannabis en la farmacopea oficial británica.
Durante el largo reinado de la reina Victoria, el cáñamo industrial se convirtió en obligatorio para los terratenientes con más de 60 acres, bajo pena de multas sustanciales. Esta política agrícola favorecía la producción de fibras de cáñamo para usos industriales, una visión pragmática y con visión de futuro que permitía aprovechar al máximo las numerosas propiedades de la planta.
La documentación médica de la época revela que el uso terapéutico del cannabis se consideraba una práctica normal y con respaldo científico. Las tinturas recetadas a la reina contenían concentraciones controladas de principios activos, anticipándose al enfoque moderno de los productos a base de aceite de CBD para aplicaciones terapéuticas.
William Shakespeare y la controvertida teoría de las pipas
La relación entre William Shakespeare y el cannabis es uno de los misterios más fascinantes de la historia literaria. En 2001, las excavaciones arqueológicas realizadas en Stratford-upon-Avon, en la supuesta propiedad del dramaturgo, sacaron a la luz 24 fragmentos de pipas que datan del siglo XVII. El análisis químico mediante cromatografía de gases reveló trazas de cannabis en ocho de estos hallazgos, cuatro de los cuales procedían del jardín de Shakespeare.
El equipo de investigación, dirigido por el antropólogo Francis Thackeray de la Universidad de Witwatersrand, documentó la presencia de residuos de cannabis junto con trazas de tabaco, cocaína peruana y extractos de nuez moscada. Estos hallazgos sugieren el uso de sustancias psicoactivas en el contexto cultural renacentista inglés. Sin embargo, la interpretación de estas pruebas arqueológicas sigue siendo objeto de debate académico.
La hipótesis del consumo de cannabis por parte de Shakespeare encuentra apoyo en el análisis textual de sus sonetos, donde algunos estudiosos identifican referencias a una misteriosa «noted weed» (hierba notoria); Además, el uso de hachís y derivados del cannabis en los círculos artísticos e intelectuales de la época no es ningún misterio. De hecho, la cultura renacentista inglesa se mostraba abierta a la experimentación con sustancias naturales con fines creativos y terapéuticos.
La cuestión sigue abierta: no es seguro que el escritor inglés más famoso de la historia consumiera cannabis, pero lo cierto es que el contexto cultural de los siglos XVI y XVII documentaba un consumo generalizado del cáñamo con fines industriales y medicinales, lo que hace plausible el contacto de figuras intelectuales con derivados del cannabis. El enfoque científico moderno exige cautela a la hora de interpretar estas conexiones, manteniendo la distinción entre las pruebas arqueológicas y las especulaciones literarias.
Napoleón Bonaparte y la primera prohibición
Napoleón Bonaparte es considerado comúnmente el primer legislador moderno en introducir medidas prohibicionistas contra el cannabis. Durante la campaña de Egipto de 1798-1801, el emperador francés se enfrentó directamente al uso generalizado del hachís entre las tropas francesas y la población local egipcia, un momento clave en la evolución de las políticas modernas sobre el cannabis.
Las tropas francesas, inmersas en la cultura local egipcia, comenzaron a consumir hachís para aliviar la nostalgia y el malestar psicológico de la ocupación. La tradición milenaria del consumo de cannabis en Oriente, especialmente extendida en Siria y Egipto desde el siglo XI, facilitó esta forma de asimilación cultural. Napoleón, al observar los efectos negativos sobre la disciplina militar, promulgó en octubre de 1800 el primer decreto prohibicionista de la historia moderna.
Sin embargo, algunas investigaciones históricas recientes cuestionan el papel directo de Napoleón en esta prohibición. En 1800, el emperador ya había abandonado Egipto para regresar a Francia, dejando el mando al general Jacques-François Menou. La correspondencia oficial entre París y Alejandría no documenta ninguna participación directa de Napoleón en la promulgación del decreto prohibicionista: un detalle histórico que parece atribuir la primera ley antidroga moderna a los comandantes locales más que al propio emperador.
El legado de este período histórico se refleja en la introducción masiva del cannabis en Francia al final de la ocupación. Las tropas repatriadas trajeron consigo cantidades considerables de hachís, lo que contribuyó a la difusión de la sustancia en los círculos intelectuales parisinos. Este fenómeno cultural preparó el terreno para el posterior nacimiento del famoso Club des Hashischins, que tendría cierta influencia en la literatura y el arte franceses del siglo XIX.
George Washington y el cáñamo industrial
George Washington, primer presidente de los Estados Unidos, vio el potencial comercial del cultivo del cáñamo. Su finca de Mount Vernon se convirtió en un modelo de innovación agrícola, donde Washington experimentaba con técnicas avanzadas de cultivo de cannabis con fines exclusivamente industriales. Los diarios y los informes agrícolas documentan la presencia de cáñamo en las cinco granjas que componían la propiedad de Mount Vernon.
El interés inicial de Washington por el cáñamo era principalmente económico. En la década de 1760, evaluó cuidadosamente si el cáñamo podía ser un cultivo comercial más rentable que el tabaco: recurrió a colaboradores expertos en Inglaterra para determinar los costes de producción y envío. Sin embargo, tras un análisis exhaustivo, llegó a la conclusión de que el trigo era una alternativa económicamente más ventajosa. A pesar de esta decisión comercial, Washington siguió cultivando cáñamo para satisfacer las necesidades internas de la plantación.
La marihuana cultivada en Mount Vernon se utilizaba en la producción de cuerdas, lonas de cáñamo, hilos para coser sacos y para reparar las grandes redes de pesca utilizadas a lo largo del río Potomac. El cáñamo industrial contenía menos del 0,3 % de THC, por lo que carecía de efectos psicoactivos y era similar a los modernos productos a base de cáñamo CBD.
La correspondencia de Washington revela un enfoque científico del cultivo. En febrero de 1794, escribía a su administrador agrícola William Pearce: «Me alegra mucho saber que el jardinero ha conservado tanta semilla de St. Foin y de cáñamo indio… El cáñamo se puede sembrar en cualquier lugar». Esta atención a los detalles agrícolas reflejaba el interés de Washington por la optimización de los cultivos y la autosuficiencia económica de la plantación. El legado agrícola de Washington en Mount Vernon continúa hoy en día con el cultivo experimental de cáñamo industrial con fines educativos.
Alexandre Dumas y el Club des Hashischins
Alexandre Dumas, el famoso autor de «Los tres mosqueteros» y «El conde de Montecristo», es una de las figuras más influyentes en la historia cultural del cannabis en Europa. Miembro fundamental del legendario Club des Hashischins, Dumas contribuyó a la difusión del encanto exótico del hachís en la cultura francesa del siglo XIX. Su implicación en el club parisino no se limitaba a la simple participación, sino que incluía un papel activo en la creación de una red intelectual dedicada a la exploración de las sustancias psicoactivas.
El Club des Hashischins funcionó activamente entre 1844 y 1849 en el Hôtel de Lauzun (entonces llamado Hôtel Pimodan) en la Île Saint-Louis. Bajo la dirección científica del doctor Jacques-Joseph Moreau, psiquiatra especializado en alienación social, el club celebraba «séances» mensuales en las que los miembros consumían Dawamesc, una pasta verdosa compuesta por resina de cannabis mezclada con grasa, miel y pistachos.
Dumas participaba en estas sesiones junto con otras luminarias como Victor Hugo, Charles Baudelaire, Gérard de Nerval y Honoré de Balzac. El interés de Dumas por el cannabis también se refleja en sus obras literarias.
En El conde de Montecristo, el autor incluye descripciones detalladas de los efectos del hachís, representaciones que influyeron profundamente en el imaginario colectivo francés.
La investigación científica llevada a cabo por el doctor Moreau durante las actividades del club dio lugar en 1845 al primer estudio científico moderno sobre una sustancia psicoactiva. Moreau, que había estudiado el hachís durante sus viajes por Egipto, Siria y Asia Menor entre 1837 y 1840, publicó «Hachís y alienación mental», en el que establecía equivalencias entre el sueño, la alucinación y el delirio inducido por el cannabis. El enfoque científico, respaldado por las experiencias de Dumas y otros miembros del club, sentó las bases para la comprensión moderna de los efectos del cannabis en el sistema nervioso.
El legado del Club des Hashischins ha influido en varias generaciones de artistas y científicos. La documentación de las experiencias de Dumas y sus colegas proporciona hoy en día un valioso testimonio histórico sobre el uso cultural y científico del cannabis en la Europa del siglo XIX.
William O’Shaughnessy y la medicina occidental
William Brooke O’Shaughnessy es otra figura fundamental en la historia de la medicina moderna, ya que fue el médico que introdujo por primera vez el cannabis en la farmacología occidental de forma sistemática. Nacido en Irlanda en 1809, O’Shaughnessy se trasladó a la India en 1833 como cirujano asistente de la Compañía de las Indias Orientales, donde llevó a cabo los primeros ensayos clínicos modernos con cannabis. Sus investigaciones en el hospital de Calcuta establecieron los principios científicos para el uso terapéutico del cannabis que influyeron en la medicina victoriana durante décadas.
El enfoque de O’Shaughnessy combinaba la tradición médica india con los métodos científicos occidentales. Estudió detenidamente los textos antiguos y consultó a eruditos y médicos locales sobre el uso del cannabis en la medicina tradicional, documentando meticulosamente sus fuentes bibliográficas y humanas. Esta innovadora metodología le permitió identificar las aplicaciones terapéuticas de la sustancia para afecciones que iban desde la epilepsia hasta las migrañas, pasando por el reumatismo y el tétanos.
Los ensayos clínicos de O’Shaughnessy en el hospital de Calcuta representaron los primeros ensayos modernos con cannabis en la medicina occidental. Sus estudios documentaron con precisión los efectos analgésicos, anticonvulsivos y sedantes de la planta, estableciendo dosis y modalidades de administración que se adelantaron al enfoque moderno de los cogollos terapéuticos de CBD. Los resultados positivos obtenidos en el tratamiento de pacientes con epilepsia y dolor crónico convencieron a O’Shaughnessy del potencial terapéutico del cannabis.
La publicación de los trabajos de O’Shaughnessy supuso un punto de inflexión en la percepción médica del cannabis en Europa. Sus artículos, difundidos a través de revistas científicas británicas, influyeron directamente en médicos como Sir Russell Reynolds, que recetó cannabis a la reina Victoria. El legado científico de O’Shaughnessy se refleja en la investigación farmacológica moderna sobre los cannabinoides, donde los principios que él estableció siguen guiando el desarrollo de terapias basadas en el CBD.
La contribución de O’Shaughnessy a la ciencia se extendió más allá de la medicina, incluyendo innovaciones significativas en telegrafía, química y terapia intravenosa. Sin embargo, su papel pionero en la introducción del cannabis en la medicina occidental sigue siendo su legado más duradero, ya que sentó las bases científicas para el uso terapéutico moderno de los productos a base de CBD.
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Cannabis: impacto histórico y legado contemporáneo
El análisis de las relaciones históricas entre estas personalidades y el cannabis revela patrones culturales, científicos y sociales que siguen influyendo en la percepción contemporánea de la planta. Estos cinco personajes históricos representan diferentes dimensiones del uso del cannabis: terapéutico (la reina Victoria), artístico (Shakespeare, Dumas), político (Napoleón), comercial (Washington) y científico (O’Shaughnessy).
El legado médico de estas figuras históricas se refleja directamente en el sector contemporáneo del CBD. Las recetas de cannabis de la reina Victoria anticiparon el enfoque moderno de los tratamientos con aceite de CBD para el dolor crónico y los espasmos musculares. Del mismo modo, las investigaciones de O’Shaughnessy establecieron los principios farmacológicos que hoy en día guían el desarrollo de productos terapéuticos a base de el cannabis. La continuidad histórica demuestra que las aplicaciones modernas del cannabis tienen profundas raíces en la tradición médica occidental.
La influencia cultural del Club des Hashischins de Dumas sigue impregnando el arte y la literatura contemporáneos. La asociación romántica entre el cannabis y la creatividad, promovida por las experiencias literarias del siglo XIX, contribuye a la percepción moderna del cannabis como sustancia que puede favorecer estados mentales alternativos y la inspiración artística. Sin embargo, el enfoque científico moderno exige una distinción clara entre los efectos farmacológicos documentados y las interpretaciones culturales históricas: sobre todo, no hay que idealizar el consumo de cannabis por sus supuestos efectos sobre la creatividad. Por el contrario, hay que destacar los riesgos asociados al consumo de cannabis ilegal, con un alto contenido de THC.
La dimensión comercial que representa Washington encuentra paralelismos en la industria contemporánea de la marihuana sin THC. La experiencia histórica de Washington demuestra que un enfoque pragmático y científico del cultivo de cannabis puede generar importantes beneficios económicos sin implicaciones psicoactivas.
Las políticas prohibicionistas asociadas a Napoleón, aunque históricamente controvertidas, recuerdan a las normas actuales sobre el consumo de cannabis en muchos países. Sin embargo, la evolución científica y cultural de los últimos dos siglos ha demostrado que los enfoques basados en la investigación y el conocimiento médico pueden sustituir eficazmente al prohibicionismo. El legado de estas figuras históricas constituye un patrimonio de conocimientos que, debidamente reinterpretado a través de la ciencia contemporánea, sigue guiando el desarrollo responsable del sector.
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Personajes históricos y cannabis: takeaways
- La historia del cannabis revela una continuidad en sus usos terapéuticos, artísticos y científicos: desde la reina Victoria con sus tinturas medicinales hasta William O’Shaughnessy, que sistematizó la investigación clínica, pasando por figuras literarias como Shakespeare y Dumas;
- La planta adquiere diferentes significados según el contexto: instrumento médico en el siglo XIX, fuente de inspiración creativa para el Club des Hashischins, cultivo industrial y comercial en las granjas de George Washington, hasta la señal política de la primera prohibición francesa durante la campaña de Egipto;
- Estos recorridos históricos demuestran cómo el cannabis ha entrelazado disciplinas y épocas, dejando un legado que hoy alimenta el debate contemporáneo entre ciencia, cultura y políticas reguladoras, y que abre también reflexiones sobre la necesidad de un enfoque más responsable y consciente de su uso.
Personajes históricos y cannabis: FAQ
¿Quién fue la primera figura histórica en utilizar cannabis con fines terapéuticos?
La reina Victoria utilizaba tinturas de cannabis para dolores menstruales y espasmos musculares, por prescripción de su médico Sir John Russell Reynolds. El doctor consideraba el cannabis “uno de los medicamentos más valiosos” y las preparaciones contenían principios similares al CBD moderno. Durante su reinado, el cáñamo industrial se hizo obligatorio para grandes terratenientes.
¿Napoleón Bonaparte introdujo realmente la primera prohibición del cannabis?
Napoleón promulgó las primeras medidas prohibicionistas modernas contra el cannabis durante la campaña de Egipto (1798-1801). Las tropas francesas consumían hachís para combatir la nostalgia. Sin embargo, investigaciones recientes sugieren que fueron los comandantes locales quienes promulgaron el decreto, ya que Napoleón había abandonado Egipto en 1800.
¿Qué era el Club des Hashischins de Alexandre Dumas?
El Club des Hashischins funcionó entre 1844-1849 en París bajo la dirección del doctor Jacques-Joseph Moreau. Alexandre Dumas participaba en sesiones mensuales con Victor Hugo, Baudelaire y otros intelectuales, consumiendo Dawamesc (pasta de resina de cannabis con miel y pistachos). Las investigaciones de Moreau produjeron el primer estudio científico moderno sobre sustancias psicoactivas.