Marihuana : ¿Es la marihuana alucinógena?

¿La marihuana produce efectos alucinógenos?

Los posibles efectos en los que se podría incurrir al utilizarla

Si alguna vez has hablado con alguien que ha consumido marihuana, hachis es posible que también hayas oído hablar de su capacidad para alterar la percepción sensorial de quienes la han consumido.

Pero, ¿hasta qué punto podemos hablar de alucinaciones? ¿Se pueden combinar los alucinógenos más comunes con el cannabis?

Tratemos de aclarar y comprender mejor cómo interactúan las dos sustancias con nuestro cuerpo y los efectos que tienen.

¿Qué se entiende por alucinación?

El término alucinación identifica un estado de alteración. Desde el punto de vista etimológico, esta palabra deriva del latín “alucinari” que literalmente significa “vagar en la mente”.

Más precisamente, este término se refiere a experiencias sensoriales de diversa índole, que para ser definidas como tales deben originarse en la mente y por lo tanto no estar conectadas directamente con ningún estímulo externo.

Aunque en la imaginación común las alucinaciones están más asociadas con la vista, en realidad pueden relacionarse literalmente con cualquiera de los 5 sentidos.

De hecho, se clasifican en visuales, auditivos, olfativos, táctiles y gustativos.

La verdad sobre estos fenómenos encuentra diferentes interpretaciones. En algunas culturas aborígenes son consideradas manifestaciones de universos paralelos, que sin el estado alterado no seríamos capaces de percibir. Esta corriente de pensamiento también es apoyada por varios investigadores, quienes argumentan que se trata de experiencias que fácilmente pueden considerarse reales.

Por el contrario, el punto de vista de la medicina se muestra firme al afirmar que estos fenómenos deben estar ligados única y exclusivamente a cambios químicos en el cerebro. En apoyo de esta tesis, el hecho de que muchos individuos reporten contactos con entidades intangibles y viajes en dimensiones paralelas ocurrieron en condiciones de sobriedad total.

La explicación de la ciencia en estos casos atribuye estos hechos a trastornos clínicos, como fiebre alta, trastornos del sueño, efectos secundarios derivados de la ingesta de determinados fármacos, o en casos más delicados a enfermedades mentales.

Volviendo al tema, sin embargo, es necesario diferenciar estos fenómenos de los que se produjeron tras la ingesta de psicotrópicos, como es el caso del THC contenido en el cannabis.

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¿Puede considerarse el cannabis como alucinógeno?

Veamos brevemente cómo funcionan los alucinógenos

La característica principal de estas sustancias consiste en poder producir una alteración de las percepciones sensoriales en el consumidor.

¿Cómo es posible? Las sustancias contenidas en los alucinógenos más comunes, como el LSD, la psilocibina y la mescalina, se unen al receptor 2A de la serotonina. Al unirse a él, inhiben sus funciones principales.

La serotonina y su sistema, el serotoninérgico, realizan funciones fundamentales en la regulación de las emociones, el estado de ánimo, la sexualidad, las funciones cognitivas y el apetito y el sueño. El efecto antagónico que ejerce la ingesta de alucinógenos sobre este sistema es el causante de las experiencias de alteración sensorial inducidas por este tipo de sustancias.

Si bien en la época moderna el uso con fines recreativos de la marihuana, últimamente también de la marihuana CBD, está muy extendido, originalmente y en ciertas culturas aún hoy, los alucinógenos se utilizan para buscar experiencias místicas asociadas a la espiritualidad y la comunicación con las divinidades.

¿Qué tienen en común los alucinógenos típicos con el cannabis?

El principal responsable de la eficacia dopante del cannabis se identifica en el THC, el tetrahidrocannabinol. Este principio activo es capaz de condicionar el sistema dopaminérgico, a través de los receptores CB1 y CB2. Como hemos especificado anteriormente, los alucinógenos en cambio interactúan con el sistema serotoninérgico.

Por tanto, parece demasiado forzada la asociación de ideas, que vería al cannabis unido a los alucinógenos más habituales en cuanto a efectos sobre el organismo.

Lo que ocurre cuando se trata de la marihuana es una especie de ambigüedad, que también se refleja en la propia clasificación de la sustancia.

El cannabis tiene efectos de diferente naturaleza en el cuerpo de quienes lo toman, pero ninguno de estos es lo suficientemente predominante como para permitir que se le confina o etiqueta en una categoría específica sobre otra.

Los usuarios de marihuana reportan efectos depresivos, alucinatorios e incluso estimulantes. Es imposible definir cuáles son los principales, también y sobre todo porque estos parecen manifestarse de manera subjetiva. El mismo cannabis tomado por la misma persona en diferentes momentos podría, como de hecho ya ha sucedido, desencadenar reacciones diferentes. En resumen, es difícil dar una etiqueta que sea bastante confiable.

Parece más correcto, con respecto al cannabis, hablar de efectos psicóticos, en lugar de efectos alucinógenos reales.

Aunque estos también se manifiestan en ocasiones en forma de alucinaciones leves, parece más adecuado asociarlos a fenómenos de psicosis.

En primer lugar, aclaremos a qué nos referimos cuando hablamos de psicosis. Según el Istituto Superiore della Sanità, la psicosis identifica “un tipo de trastorno psiquiátrico que provoca alteraciones en la percepción o interpretación de la realidad”

Los síntomas por los que se manifiesta incluyen, entre otros, alucinaciones y delirios.

Aparentemente, a la luz de los estudios realizados hasta el momento, el cannabis desencadenaría estos efectos únicamente en sujetos que se encuentran en una condición de predisposición a tales trastornos por lo tanto desconectados del consumo de marihuana.

A pesar de ello, el consumo de cannabis sigue estando fuertemente desaconsejado para aquellas personas cuyos cerebros aún se encuentran en fase de desarrollo. Para evitar que surjan ciertos problemas, por lo tanto, es mejor evitar, en esencia, consumir hierba antes de que termine la fase de crecimiento.

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Alucinógenos utilizados para buscar experiencias místicas

Marihuana alucinógena: entre mito, ciencia y efectos reales sobre el sistema nervioso central

En los últimos años, la llamada marihuana alucinógena ha generado una gran polémica tanto entre investigadores como entre consumidores habituales de cannabis sativa. Desde un punto de vista científico, la planta del cannabis contiene una amplia variedad de compuestos químicos conocidos como cannabinoides, entre los cuales destacan el delta-9 tetrahidrocannabinol (THC) y el cannabidiol (CBD). El primero actúa directamente sobre el sistema nervioso central, mientras que el segundo posee efectos más equilibrantes y terapéuticos.

El National Institute on Drug Abuse de Estados Unidos (también conocido como Institute on Drug Abuse) ha publicado numerosos artículos y datos sobre cómo el THC puede influir en el comportamiento del ser humano. Según sus investigaciones, este cannabinoide se une a los receptores CB1 del cerebro, modificando la percepción del tiempo, el estado de ánimo y, en dosis elevadas, incluso la coordinación motora. Sin embargo, esto no significa que el cannabis deba considerarse una droga alucinógena en sentido estricto, como los hongos psilocibios o el LSD, sino más bien una sustancia con efectos depresores o moduladores del sistema neuronal.

En el mercado actual existen numerosas cepas y variedades de marihuana, algunas con un contenido más alto de THC, otras con predominancia de CBD, como ocurre en el cáñamo industrial. En las versiones más concentradas —por ejemplo, el hachís o la resina— el nivel de THC puede variar según el método de cruce genético o el tipo de medio de cultivo. Todo esto influye directamente en la intensidad de los efectos sobre la mente.

Algunos consumidores, especialmente aquellos que combinan marihuana con tabaco u otras drogas, pueden experimentar sensaciones que interpretan como alucinaciones. No obstante, los estudios clínicos indican que tales experiencias suelen deberse a un exceso de dosis, al uso simultáneo de medicamentos psicotrópicos o a una predisposición psicológica previa. En el plazo corto, estos efectos pueden incluir euforia o distorsión de la percepción; sin embargo, en el plazo largo, el consumo abusivo puede alterar la respuesta natural del cerebro a los estímulos dopaminérgicos.

Desde una perspectiva legal, en muchos países el uso de cannabis con alto contenido de THC sigue siendo considerado un delito, mientras que el consumo de cáñamo o marihuana con bajo nivel de THC y alto cannabidiol se permite para ciertas actividades terapéuticas o de bienestar. En cambio, en Estados Unidos, algunos estados han regulado su venta bajo control médico, mientras que otros aún prohíben su distribución y consumo recreativo.

Aun así, la búsqueda de información sobre esta planta continúa creciendo. En plataformas y blogs especializados se publican continuamente guías sobre los diferentes ingredientes activos del cannabis, sus efectos y formas de uso, desde la clásica pasta o aceite de THC hasta los concentrados vaporizados. Lo cierto es que la marihuana, más allá de los mitos sobre su carácter alucinógeno, sigue siendo un tema de intenso debate científico y social, donde el equilibrio entre sus beneficios y riesgos aún busca definirse con precisión.

¿Puede el cannabis causar alucinaciones?

A la luz de las consideraciones realizadas, se puede concluir, por tanto, que no existen correlaciones científicamente sustentadas entre el cannabis y las sustancias alucinógenas más comunes (el cannabis CBD es mucho más seguro por que el THC no excede del 0,2%)

Esta diferencia radicaría en la diversidad con la que sustancias similares interactúan con el organismo de quienes las toman.

En cuanto a los alucinógenos, vemos la afectación del sistema serotoninérgico y del receptor 2A, mientras que en el caso del cannabis los receptores afectados son el CB1 y el CB2, que forman parte del sistema dopaminérgico.

Por lo tanto, aparentemente no existe una correlación científica entre los efectos de estos dos fármacos bajo investigación.

Sin embargo, lo que podría conducir a una asociación errónea de cannabis y alucinógenos radica en la capacidad del cannabis para inducir alucinaciones leves en sujetos predispuestos a desarrollar psicosis.