Hoy es posible garantizar un alto nivel de calidad y pureza del producto extraído sin recurrir a los disolventes orgánicos clásicos, tóxicos para el ser humano y el medio ambiente.
Debido a los supuestos efectos sobre la salud y a una legislación favorable, la demanda de marihuana y productos con CBD ha crecido exponencialmente en los últimos años.
Entre los derivados del marihuana, el aceite de CBD es uno de los más apreciados por los consumidores de todo el mundo por su versatilidad y comodidad.
Además de utilizarse por vía oral, mediante la toma de gotas, también puede utilizarse por vía tópica y, por tanto, aplicarse directamente sobre la piel.
Además, el aceite de CBD está disponible en diferentes tipos (según la composición y la técnica de extracción) y con diferentes concentraciones del principio activo.
En este artículo, examinamos los principales métodos de extracción de cannabinoides de las plantas de marihuana y sus ventajas e inconvenientes. Cada técnica tiene sus propias características y algunas son más eficaces que otras.
Veamos a continuación las tres principales.
Aceite de CBD: cannabidiol procedente de la extracción de etanol
Este método de extracción consiste en utilizar etanol o alcohol etílico para extraer cannabinoides y otras moléculas de las flores de marihuana y marihuana.
La planta se remoja en etanol durante unos días hasta que se absorbe y, a continuación, la mezcla resultante (el etanol enriquecido con CBD) se filtra mediante destilación (separación por ebullición). Una vez extraída la molécula deseada, se evapora el disolvente y lo que queda al final de este proceso es el extracto de CBD.
- Las ventajas de esta técnica de extracción son su rentabilidad y su facilidad de producción. No es casualidad que esta técnica sea apreciada por muchos productores aficionados que utilizan la cocina de su casa como laboratorio.
- Los inconvenientes, en cambio, se derivan del hecho de que el producto final puede contener restos de residuos químicos si el proceso de evaporación no se realiza correctamente y, de forma más general, de la escasa seguridad de esta técnica; como es fácil adivinar, el hecho de que el alcohol sea altamente inflamable hace que la operación de extracción del CBD sea muy arriesgada.
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Aceite de CBD: cannabidiol procedente de la extracción de aceite vegetal (para uso alimenticio)
Este método implica el uso de aceites vegetales naturales, como el aceite de semillas de marihuana, el aceite de oliva y el aceite de coco. Dado que estos aceites contienen moléculas lipofílicas, es decir, moléculas que se disuelven fácilmente en las grasas contenidas en los alimentos, son bastante eficaces para extraer los cannabinoides de la planta.
La planta se sumerge en el aceite y la mezcla resultante se calienta. De este modo, los cannabinoides de la planta, incluido el CBD, se unen al aceite y forman una mezcla. Una vez que la infusión se ha enfriado y se ha extraído el Cannabidiol (que entretanto se ha unido al aceite), se puede retirar el material vegetal.
Esta técnica es especialmente popular porque se basa en un proceso natural y porque elimina cualquier posibilidad de residuos nocivos, enriqueciendo de hecho la mezcla con nutrientes adicionales.
Sin embargo, precisamente por ser menos agresiva que la extracción con disolventes, esta técnica tarda más en aislar los cannabinoides y terpenos. Además, los productos obtenidos mediante este tipo de extracción deben conservarse adecuadamente para mantener intactas sus propiedades nutritivas.
Las desventajas más evidentes son el bajo rendimiento, ya que el producto final tiene un bajo contenido en CBD, y la calidad, ya que su pureza no está garantizada.
Aceite de CBD: cannabidiol procedente de la extracción supercrítica de CO₂.
En la extracción con CO₂ (dióxido de carbono, más conocido como anhídrido carbónico), el aislamiento de cannabinoides, terpenos y otras moléculas de la planta de marihuana se realiza utilizando dióxido de carbono en estado supercrítico.
El dióxido de carbono somete a alta presión el principio activo que se desea aislar, llevándolo al punto crítico en el que las fases líquida y gaseosa se vuelven indistinguibles. Así, por un lado, el estado gaseoso del CO₂ filtra el CBD fuera de la planta, por otro lado, el estado líquido permite disolver los componentes residuales.
La extracción con CO₂ es la técnica más sofisticada y también la más utilizada industrialmente, porque es la única que puede garantizar que no queden residuos tóxicos ni sustancias químicas al final del proceso.
De hecho, el CO₂ es inerte y no tóxico, por lo que no tiene ningún impacto en el medio ambiente.
En esencia, la extracción supercrítica es una alternativa más que válida a los sistemas clásicos de separación, porque garantiza un alto grado de calidad y pureza del producto extraído.
Por otro lado, llevar a cabo este proceso es muy caro. Evidentemente, esta técnica sólo puede realizarse en laboratorios especializados.
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¿Cuál es el mejor método de extracción de CBD?
¿Qué valoración cabe hacer de las características y la eficacia de las técnicas aquí ilustradas?
En general, la extracción con CO₂ parece ser la mejor técnica en cuanto a los resultados obtenidos: la capacidad de este método para extraer el principio activo sin dejar residuos tóxicos garantiza un alto nivel de calidad y pureza del producto extraído.
En particular, la elección de la técnica de extracción está condicionada por el uso que se vaya a hacer del principio activo obtenido. Así, si, por ejemplo, el CBD se va a utilizar como ingrediente en la elaboración de productos alimenticios o cosméticos, deben evitarse los métodos que puedan dar lugar a la presencia de sustancias nocivas en el producto final.
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