Guía para el almacenamiento adecuado del cannabis: secado y curtido
Si has decidido abrir este artículo, significa que tú también formas parte de ese grupo de personas con curiosidad por el secado y curado del cannabis, ¿verdad?
Debes saber que, de hecho, un procedimiento incorrecto podría afectar seriamente a la calidad del producto final (aceite CBD por ejemplo), tanto en términos de sabor como de aroma.
Por ello, hemos decidido explicar a título ilustrativo cómo se produce el secado y curtido de la marihuana y de la marihuana CBD.
Comencemos.
¿Por qué es importante secar el cannabis?
El secado del cannabis es uno de los pasos más importantes y, si no se realiza correctamente, puede tener un impacto extremadamente negativo en la calidad del producto final.
¿Cómo?
Una vez cosechadas las flores, los tallos deben secarse de una manera particular (que veremos en un momento), por dos razones:
- preservar sus propiedades;
- mejorar su calidad.
Ten en cuenta que las flores de cannabis son ricas en componentes activos: la resina (que sirve para producir el hachis) contiene mucho THC, CBD y otros componentes.
El problema, sin embargo, es que cuando las plantas acaban de ser cosechadas, todavía están bastante verdes y la mayor parte del THC está inactivo: la única manera de “activarlo” es secarlo durante unos 10-15 días, dependiendo de la cantidad y la ubicación.
Una vez hecho esto, el cultivador de cannabis tendrá que curar la planta para obtener el mejor sabor posible del cogollo: este proceso se conoce como curado.
Al curar los cogollos, básicamente se pudre la clorofila para que los cogollos no sepan demasiado verdes o frescos, lo que es característico de la hierba secada de forma forzada (es decir, mediante el uso de calor o si se cosecha demasiado pronto).
Cuando la clorofila se pudre, la hierba empieza a tener un aspecto más amarillo o marrón.
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Secado del cannabis: cómo se produce
Lo primero que hay que hacer es colgar las tapas boca abajo de una cuerda o cable en una habitación donde se pueda:
- limitar la cantidad de luz;
- controlar la temperatura y la humedad.
Colgar los cogollos boca abajo engaña a la planta para que “piense” que aún está viva, ya que los jugos del interior de los cogollos no fluyen desde el lugar donde se cortó la rama.
De este modo, los brotes se mantendrán sanos.
Dondequiera que el cultivador decida secar los cogollos, es esencial mantener una corriente de aire suave y una temperatura constante: digamos que lo ideal es entre 16°C y 21°C.
De este modo, la marihuana (sea marihuana sin THC o con niveles altos de THC) se secará de manera uniforme y gradual.
Por último, es esencial mantener un nivel de humedad preciso, es decir, entre el 45% y el 55%. Si la humedad es demasiado baja, los cogollos se secarán demasiado rápido y el sabor de la marihuana será desagradable.
Si, por el contrario, el nivel de humedad es demasiado alto, los cogollos tardarán más de lo necesario en secarse y puede formarse moho.
Una vez asegurados estos tres factores -luz, temperatura y humedad- los tallos no empezarán a romperse: por regla general, este procedimiento dura unas dos semanas.
En cualquier caso, los tallos deben ser revisados periódicamente.
De hecho, si los tallos tienen algo de elasticidad, deben seguir secándose. Cuando parezcan quebradizos, el cultivador intentará doblar los tallos con suavidad:
- si se rompen, significa que el cogollo está seco;
- si se doblan sólo un poco sin romperse, deben seguir secándose.
Cómo mejorar el proceso de secado y curado de la marihuana para conservar su potencia y aroma
Una vez comprendida la importancia del proceso de secado y del curado de la marihuana, es esencial profundizar en algunos métodos y trucos que pueden marcar la diferencia entre unos cogollos CBD de marihuana de calidad media y unos cogollos secos con el máximo potencial de cannabinoides y terpenos.
El secar la marihuana correctamente no consiste solo en eliminar la humedad, sino en mantener el equilibrio ideal entre humedad relativa, temperatura y ventilación. Si el ambiente es demasiado seco, los cogollos están secos por fuera, pero aún verdes por dentro, provocando una pérdida notable de aroma y potencia. En cambio, si la humedad es alta, el riesgo de moho aumenta. Por eso, muchos cultivadores expertos recomiendan usar mallas de secado o mallas especiales que permitan el flujo de aire constante alrededor de las plantas de cannabis sin exponerlas directamente a la luz.
Durante la fase inicial del secado, los cogollos pueden colgarse en un sitio oscuro, limpio y con temperatura controlada, mientras que en la fase final, el uso de cajas de madera o un recipiente hermético ayuda a estabilizar el contenido de humedad antes del proceso de curado. Este paso es clave para desarrollar el perfil completo de terpenos, responsables del sabor y del aroma característico del cannabis.
Un buen truco para saber cómo secar correctamente es doblar suavemente los tallos: si se quiebran con facilidad, el secado está casi listo. Luego, en el curado de la marihuana, los cogollos deben colocarse en frascos o bolsas especiales, llenándolos solo hasta tres cuartas partes, para permitir el intercambio de oxígeno. Este trabajo meticuloso garantiza que, después del secado, los cannabinoides alcancen su máxima estabilidad y que los terpenos no se degraden.
Las ventajas de realizar el proceso de secado y proceso de curado de manera cuidadosa son notables: mejora la conservación del producto, realza el sabor y mantiene la potencia del efecto final. Muchos cultivadores utilizan incluso equipos profesionales de control climático para mantener la humedad relativa constante, especialmente en cultivos de interior donde cada parámetro se puede ajustar con precisión.
En definitiva, secar marihuana no es solo una tarea técnica, sino un arte que requiere cuidado, paciencia y un conocimiento profundo de cómo se comportan los cannabinoides y terpenos en cada etapa. Con la práctica y los métodos adecuados, podrás disfrutar de unos cogollos de marihuana perfectamente curados, listos para ofrecer la mejor experiencia posible.
Curtido del cannabis: el último paso para un producto de calidad
Una vez que el cannabis se ha secado correctamente, es el momento del curtido.
El curado del cannabis es un paso fundamental para el éxito de una cosecha de alta calidad y tiene dos objetivos principales.
El primero es dar tiempo a las bacterias para que degraden cualquier clorofila residual presente en las partes de la planta. La clorofila contiene magnesio, que es el responsable del amargor del humo del cannabis. En cambio, si se da a las bacterias el tiempo y el entorno adecuados para que puedan sintetizar este pigmento, las yemas sabrán mucho mejor.
El segundo es definir el porcentaje exacto de humedad necesario para un almacenamiento adecuado. Sabemos que cuanto más seco está el cannabis, más rápida y fácil es su combustión.
Tenga en cuenta que el curado es un proceso que puede durar entre dos semanas y dos años, aunque el periodo ideal es de dos a tres meses.
En este punto, el cannabis debe guardarse en frascos de vidrio herméticos, que deben llenarse a dos tercios. Esto dejará el espacio adecuado entre los cogollos y garantizará un flujo de aire y oxígeno adecuados para mantener vivas las bacterias. Si, por el contrario, se compactaran los cogollos, se correría el riesgo de aumentar la humedad y la formación de moho.
Durante este procedimiento, los frascos deben abrirse varias veces al día durante unos minutos durante las dos primeras semanas, tras lo cual deben rotarse de vez en cuando para redistribuir los cogollos.
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Conclusiones
En este artículo hemos visto cómo se realiza el secado y el curtido del cannabis, dos pasos fundamentales para garantizar un producto de calidad.
Por eso nuestro cannabis CBD se ajusta perfectamente a los requisitos, porque nos aseguramos de que cada procedimiento se lleve a cabo de la mejor manera posible.
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