5 momentos épicos: la verdadera historia del cannabis

5 momentos épicos: la verdadera historia del cannabis

TODA LA HISTORIA DEL CANNABIS DIVIDIDA EN 5 MOMENTOS ÉPICOS.

Si se pregunta cuál es la verdadera historia del cannabis CBD, sepa que está leyendo el artículo adecuado para encontrar la respuesta a sus preguntas.

La planta de cannabis es, de hecho, un producto ancestral, utilizado por la humanidad de las formas más diversas: desde ceremonias a rituales sagrados, desde la fabricación de cuerdas o combustible hasta su uso recreativo y terapéutico.

En los últimos años hemos asistido a la aparición del cannabis legal, un producto que contiene menos de un 0,2% de THC y altos porcentajes de CBD, el cannabinoide no psicotrópico.

Los efectos del CBD son muy beneficiosos para el organismo, aunque todavía se están estudiando, ya que la marihuana CBD ha sido muy demonizada a lo largo de los siglos.

Pero, ¿cómo hemos llegado hasta aquí y quieres conocer la historia del cáñamo? Sigue leyendo y entérate de todo, pero todo, sobre él.

Marihuana CBD

El legado ancestral del cáñamo: un viaje desde la medicina china hasta las rutas nómadas

El cáñamo ha sido un recurso medicinal desde tiempos remotos, con antiguos registros chinos atribuidos al emperador Shennong, quien recopiló tradiciones orales sobre plantas medicinales en el Ben Cao Jing, un libro que data del primer milenio antes de Cristo. En esta obra, se destacaba el efecto relajante del cáñamo, que, según se decía, facilitaba la comunicación con los espíritus. Sin embargo, se advertía sobre los riesgos de dosis excesivas, asociándolas con visiones aterradoras, lo que hoy llamaríamos alucinaciones.

El comercio entre los pueblos nómadas contribuyó a la expansión del cáñamo hacia el oeste. El historiador griego Heródoto, en el siglo V a.C., mencionó a los escitas, quienes habitaban en la región euroasiática donde crecía esta planta. Describió rituales en los que los escitas usaban vapor con semillas de cáñamo, sumergiéndose en baños de vapor para celebrar sus ritos funerarios. La palabra latina ‘cannabis’ tiene sus raíces en el idioma escita, demostrando su influencia en la cultura y el lenguaje.

El lenguaje histórico es revelador en la relación con el cáñamo: antiguos caracteres chinos para describir el cáñamo macho, hembra, sus cogollos y semillas, muestran su relevancia en la vida cotidiana y su profunda conexión con la cultura ancestral.

El mosaico genético del cannabis: variedades y orígenes

El físico y botánico Carlos Linneo, en 1753, diseñó el esquema de clasificación del cannabis que aún se cuestiona en la actualidad. Se plantean dos teorías sobre la clasificación del cannabis: una propone tres especies distintas (Cannabis sativa, Cannabis índica y Cannabis ruderalis), y la otra afirma la existencia de tres subespecies derivadas de una única especie, el Cannabis Sativa. Sin embargo, cada genética (sativa, índica y ruderalis) posee atributos únicos que permiten su identificación aunque coexistan en un mismo entorno.

La marihuana sativa proviene de áreas tropicales y se caracteriza por un crecimiento vertical elevado, alcanzando alturas notables. Ofrece sabores terrosos y combustibles, con efectos estimulantes. En contraste, la marihuana índica, originaria de las frías regiones de Nepal e India, presenta una floración más corta debido a su entorno climático, generando árboles densos y de hojas anchas que raramente superan el metro y medio de altura. Sus sabores tienden hacia lo dulce, y sus efectos son sedantes.

La marihuana ruderalis, proveniente de Siberia y la Rusia central, se caracteriza por ser de estatura baja y tener un período de floración breve. Adaptada a entornos con escasez de sol, no depende de la luz solar para prosperar. Aunque su nivel de THC es bajo y no se cultiva para su consumo, ha dado origen a las semillas autoflorecientes que se utilizan hoy en día.

El legado milenario del cannabis: historia, usos y controversias a lo largo de las civilizaciones

El cannabis, conocido por sus diversas variedades como la marihuana o el cáñamo, ha sido parte de la historia del ser humano durante milenios. Esta planta, Cannabis sativa, ha tenido usos variados en distintas culturas a lo largo del tiempo. Desde la antigua China hasta el Nuevo Mundo de Cristóbal Colón, el cannabis ha sido parte de la medicina, la euforia y, a veces, se ha utilizado por sus efectos secundarios. En Estados Unidos, ha sido objeto de riesgos y debate, ligado a la historia de su prohibición y a figuras como Harry Anslinger. Sin embargo, sus hojas, flores y fibras han tenido aplicaciones en la producción de papel, textiles y medicinas, gracias a componentes como el CBD. A pesar de algunos riesgos asociados con su consumo, el cannabis ha sido una parte integral de la vida en diversas regiones del mundo, con evidencias de su cultivo en regiones como Asia Central y el Himalaya desde tiempos antiguos, demostrando su presencia a lo largo de la historia humana.

Historia del cáñamo: la revolución agrícola, la antigüedad clásica y la era posclásica.

Las primeras pruebas del uso del cáñamo se remontan al año 8000 a.C., concretamente en Oriente. El lugar y la fecha proceden del descubrimiento de fragmentos de cerámica antigua (en los que se grabaron marcas de cuerdas de cáñamo) de la China moderna y Taiwán.

Los primeros hallazgos de tejidos fabricados con fibras de cáñamo se remontan a Mesopotamia, es decir, el actual Irak y sus alrededores.

Entre 2000 y 800 a.C., el uso del cáñamo y el hachís se extendió también a Japón, Corea y el subcontinente indio. El Atharvaveda, una colección de antiguos textos religiosos indios, consagra el cáñamo como “hierba sagrada”, una de las plantas sagradas de la antigua India.

Hacia el año 1200 a.C., el cáñamo sativa también se extendió por el antiguo Egipto, como demuestra el descubrimiento de un tejido de fibra de cáñamo hallado en la tumba del faraón Alchanaton.

Más tarde, entre el 800 y el 200 a.C., el cáñamo y sus productos se extendieron por Asia, pero también por el norte de África y las regiones del Mediterráneo oriental. Los escitas difundieron el cáñamo hasta la actual Alemania, mientras que a partir del año 200 a.C. los historiadores griegos señalaron los beneficios de la planta contra la inflamación, los edemas y el dolor de oídos.

Del 200 a.C. al 500 d.C., los artesanos chinos fabricaron por primera vez papel a partir del cáñamo y la morera, de modo que los escribas de las zonas mediterráneas y Japón empezaron a utilizar exclusivamente papel de cáñamo para informar todos sus textos.

Del 500 al 100 d.C. el uso del cáñamo se extendió por toda Eurasia y las invasiones moriscas del 700 llevaron la planta a la Península Ibérica. Así comenzó la producción de cuerdas y sogas en Rusia, Grecia, España e incluso las Islas Británicas.

 

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Cáñamo en los primeros años de la Era Moderna y durante el colonialismo

¿Sabías que en 1492 las cuerdas y las velas de las carabelas de Cristóbal Colón (la Niña, la Pinta y la Santa María) estaban fabricadas íntegramente con fibras vegetales de cáñamo? No es casualidad que las velas tomaran más tarde el nombre de lona, que procede de la palabra latina cannabis y significa “hecho de cáñamo”.

Esta planta desempeñó un papel indispensable en la antigüedad, sobre todo en la fabricación de tejidos, cuerdas y velas, hasta el punto de que en 1533 el rey Enrique VIII de Inglaterra ordenó a los campesinos ingleses que cultivaran cáñamo para sostener la armada británica, y se les imponían multas si contravenían estas disposiciones.

A partir del siglo XVII, surgieron las primeras plantaciones de cáñamo en Jamestown, el primer asentamiento británico en América, donde las plantas se utilizaban para producir combustible para lámparas, ropa pesada, armamento para barcos y mucho más.

A finales del siglo XVIII, todos los granjeros de las colonias americanas estaban obligados por ley a cultivar cáñamo como cultivo principal en sus campos.

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Nacen los Estados Unidos de América y el cáñamo juega un papel fundamental en esto.

En 1776 se redactaron la Declaración de Independencia y la Constitución de Estados Unidos. ¿Adivinas qué material se utilizó? Papel de cáñamo, ¡por supuesto!

Incluso las primeras versiones de la bandera estadounidense, Old Glory, estaban hechas de fibras de cáñamo (probablemente para ofrecer una excelente resistencia a la erosión del aire salado).

En el siglo XIX, el cáñamo se estableció como una forma de moneda a tipo fijo en Estados Unidos y empezaron a surgir en el territorio las primeras ciudades con nombres como Hempfield y Hempstead (como probablemente sabrá, cáñamo significa hemp).

La industria del cáñamo en Estados Unidos creció y se dotó de innovaciones tecnológicas como la descascarilladora.

En 1850, había registradas en Estados Unidos unas 8.500 plantaciones de cáñamo. Y pensar que este fantástico producto estaba a punto de ser prohibido en Estados Unidos y luego en todo el mundo…

La travesía de la marihuana: Un viaje histórico desde la antigüedad hasta América y México

La introducción del cannabis en América y México tuvo lugar en momentos cruciales de la historia. Cristóbal Colón llevó consigo, en sus travesías, cerca de 80 toneladas de velas y cuerdas fabricadas con cáñamo, marcando así el primer encuentro del continente americano con esta planta. Un dato curioso se registra en el monumento a Colón en Barcelona, donde se pueden apreciar hojas de marihuana, un recordatorio de este evento. Más adelante, durante el periodo de la conquista en torno a 1521, Hernán Cortés, en su intento por impulsar la economía en la Nueva España, importó diversas plantas, incluyendo variedades de Cannabis sativa e indica desde Europa y Asia. Estas importaciones, destinadas a fomentar la producción textil, fueron el inicio del cultivo de cáñamo en América. A pesar del interés de los religiosos por diversificar la agricultura, los indígenas mostraron poco entusiasmo en contribuir mediante el cultivo de nuevas plantas. Sin embargo, esta nueva práctica agrícola propició el desarrollo de técnicas innovadoras adaptadas al Nuevo Mundo. La autorización oficial para el cultivo de cáñamo se dio en 1532, expandiéndose a todo el territorio por órdenes del rey Carlos V, instruyendo a los indígenas en su siembra y tejido. Los sacerdotes jesuitas jugaron un papel relevante al difundir el uso medicinal del cáñamo, siendo mencionado en tratados médicos como un recurso contra diferentes dolencias.

En Canadá, hacia 1606, Louis Hebert, reconocido como el primer boticario del país, introdujo el cultivo de cáñamo en Nueva Escocia mientras trabajaba para Samuel Champlain, explorador y navegante. Este boticario canadiense, con un interés destacado en plantas y sus aplicaciones medicinales, marcó el inicio del cultivo de cáñamo en la región.

En Norteamérica, alrededor de 1611, el rey Jacobo I de Inglaterra impulsó la producción de cáñamo de marihuana en la colonia de Virginia, reconociendo su valor en la construcción de cuerdas y textiles. Posteriormente, Massachusetts y Connecticut siguieron este ejemplo, incluso llegando a aceptar la planta como moneda en Virginia.

Las primeras referencias al cannabis con fines medicinales en Occidente se atribuyen al médico irlandés William Brooke O’Shaughnessy, quien durante su viaje por la India aprendió sobre el uso de esta planta. Convencido de su eficacia, la empleó para tratar diversas enfermedades como el cólera, convulsiones infantiles y el tétanos. A pesar de ser incluido en la farmacopea de Estados Unidos en 1851 debido a sus propiedades analgésicas y para inducir el sueño, su uso declinó hacia finales del siglo XIX, en parte debido al descubrimiento de que su aceite no era soluble en agua, lo que llevó a la preferencia por los opiáceos.

En México, la introducción del cannabis se relaciona con la influencia de los esclavos africanos que, al traer consigo sus prácticas rituales y medicinales, introdujeron su uso a los indígenas. En el siglo XIX, el cannabis se integró como una medicina espiritual utilizada por los chamanes. Posteriormente, en la medicina popular, las ‘Marías’ o ‘Juanas’, curanderas reconocidas, difundieron su uso. Hacia 1860, anuncios sobre cigarros de Cannabis indica eran comunes en la prensa de la Ciudad de México. A principios del siglo XX, la marihuana llegó a los sectores más desfavorecidos de las zonas urbanas de la Ciudad de México. Paralelamente, en Norteamérica, en los años treinta, los migrantes mexicanos introdujeron la marihuana, popularizándose entre músicos de jazz en Nueva Orleans, lo que generó preocupación gubernamental y una campaña para desacreditar su consumo, desencadenando la prohibición y el surgimiento del mercado negro.

La Odisea del Cannabis: trayectoria y estigmatización en México y Estados Unidos

En 1937, el Congreso de los Estados Unidos, contraviniendo el parecer de la Asociación Médica Americana, aprobó la Ley del Impuesto sobre la Marihuana, imponiendo costos elevados y dificultando su adquisición. Esta presión estadounidense conllevó a la prohibición en México, a pesar de la marcada oposición del presidente Antonio López de Santa Ana al primer intento de restringir el uso recreativo del cannabis. En esa era, a finales del siglo XIX, se intensificó la división entre las clases liberales y conservadoras, exacerbando el menosprecio hacia las clases desfavorecidas. Esta época vio surgir el estigma negativo del “marihuano”, relacionándolo con la cárcel de Belén, conocida como la “escuela de vicio” de aquel entonces, donde el tráfico de marihuana era tolerado. La asociación entre la marihuana y la delincuencia se acentuó hacia finales del siglo XIX y principios del XX.

Durante la Revolución mexicana, en un contexto de agitación violenta, el consumo de marihuana se volvió más prominente, dando origen a leyendas como el corrido La Cucaracha. El presidente de ese entonces, Victoriano Huerta, era conocido por su consumo habitual de marihuana, siendo asociado popularmente con el nombre del mencionado corrido. Además, el ilustrador José Guadalupe Posada representó este tema en su grabado en madera llamado Don Chepito marihuano. En los años siguientes, durante el mandato de Venustiano Carranza, se instituyó la prohibición constitucional del cannabis, llevando a la estigmatización y persecución de sus consumidores.

A partir de la década de 1930, se empezó a asociar la marihuana con problemas de locura y criminalidad, según se debatió en 1934 entre los doctores Leopoldo Salazar Viniegra y Gregorio Oneto Barenque. La percepción variaba, Salazar Viniegra la consideraba como una fuente de fibras textiles, mientras que Oneto Barenque la comparaba con estupefacientes como el hachís. Por otro lado, mientras la morfina y el opio eran habituales entre clases sociales específicas, la marihuana se asociaba con clases populares, militares y prisiones. Se creía que era una droga para personas de bajos recursos, aunque se descubrió más tarde que también era consumida por actores, intelectuales y personas de la alta sociedad.

En el México del siglo XX, pese a la evolución cultural y artística, algunos intelectuales, como Diego Rivera, intentaron sin éxito despenalizar el cannabis. Otro intento de despenalización ocurrió en el gobierno de Lázaro Cárdenas en 1940, pero se vio cortado por presiones políticas, a pesar de la insistencia del Dr. Salazar Viniegra en tratar a los adictos como enfermos, no como criminales. La presión para legalizarla aumentó por parte de individuos involucrados en el tráfico, como María Dolores Estévez Zulueta, conocida como “Lola la Chata”, cuyo negocio próspero involucró a funcionarios públicos.

Durante las décadas de los sesenta y setenta, pese a la imposición de leyes más estrictas en Estados Unidos, el uso de marihuana creció a nivel mundial, especialmente con los cambios sociales de esa época. Esta era marcó el inicio de la marihuana como “puerta” a drogas más fuertes. Posteriormente, en 1985, García Vallejo publicó el Manifiesto Pacheco, proclamando que “los mejores placeres suelen ser verdes” y abogando por el uso consciente del cannabis. No obstante, la manifestación para fumar marihuana de manera simultánea en la Alameda Central de la Ciudad de México no tuvo lugar hasta 2001, convocando a más de 5.000 asistentes.

La caída del cáñamo en el siglo XX.

En 1916, una estadística del Departamento de Agricultura estadounidense afirmaba que las plantas de cáñamo producían cuatro veces más pasta de papel que la madera tradicional.

Pero de repente, en 1937, llegó la Marihuana Tax Act, la ley que supuso la prohibición de la producción, el comercio y el consumo de todas las variedades de cannabis.

Esta ley se basaba en gran medida en los efectos psicotrópicos de la marihuana y los impuestos que conllevaba hacían prohibitivo el cultivo de cáñamo a cualquier escala.

Comenzó el colapso de este producto, hasta el punto de que la última cosecha de cáñamo industrial en Estados Unidos se produjo en 1957. Afortunadamente, la creciente demanda de cáñamo en las décadas siguientes llevó al gobierno estadounidense a levantar las restricciones a la importación de semillas y aceite de marihuana (ahora aceite CBD) para uso alimentario exclusivamente.

 

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Siglo XXI: el lento renacimiento del cáñamo.

En 2004, el Noveno Tribunal de Apelación de Estados Unidos se puso de parte de la Asociación de Industrias del Cáñamo contra la Administración para el Control de Drogas. La sentencia permitía la importación y venta permanente de cáñamo para alimentos y productos para el cuidado de la piel.

Victoria en 2007: dos agricultores de Dakota del Norte recibieron permiso para cultivar cáñamo. Eran los primeros permisos tras 50 años de prohibición: ¡imagínense la alegría de los agricultores!

Poco a poco, el cultivo de cáñamo industrial y de investigación se autorizó en todo Estados Unidos, mientras que el comercio al por menor de productos de cáñamo crecía sin cesar hasta alcanzar la nada desdeñable cifra de 688 millones de dólares en 2016.

Mientras muchos estados norteamericanos han liberalizado el cultivo de cannabis también para uso personal y medicinal (como California, Colorado y muchos otros) y ganan millones y millones de dólares al año, aquí en España la situación de la marihuana desprovista de THC y rica en CBD, el cannabinoide beneficioso y no psicotrópico, aún no está del todo regulada.

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